sábado, 29 de abril de 2017

No le entiendo, licenciado

Fotografía: Pixabay
Si después de leer o escuchar a un profesionista que intenta explicar un aspecto de la realidad no lo comprende, lo más probable es que usted no tenga la culpa. Quienes tuvimos la oportunidad de estudiar una disciplina estamos obligados a transmitir con claridad ese conocimiento.

Cuando se contrata a una de estas personas preparadas para ejercer alguna profesión, lo menos que puede recibir es una explicación simple y llana de ese problema que intenta resolverle. Si ocurre lo contrario puede ser que esa persona no tenga suficiente práctica, o bien, que carece de habilidades comunicativas; pero también sucede ─y esto es imperdonable─ que tal profesionista crea que, entre más complicado es su discurso, más inteligente puede parecer ante los demás.

Y es que esa mala costumbre de “ponerle demasiada salsa a sus tacos” la tienen muchos licenciados en derecho con y sin renombre. Desde la escuela les enseñan a emplear frases en latín y otros hasta usan expresiones “rimbombantes”, aunque sea para pedir una cerveza en el bar del barrio. ¿Quién no ha leído una sentencia una, dos o tres veces sin saber qué quiso decir el señor juez? ¿Quién le pidió a su abogado que se la explicara pero, cuando lo hizo, le entendió “más o menos”?

Otros científicos sociales no se quedan atrás. Hay sociólogos que pasaron a la historia porque sus escritos se parecen más a una bola de estambre hecha nudos (Talcott Parson fue uno de esos). Para justificar su falta de habilidad al comunicarse, salen con el cuento de que “eran muy abstractos” ¿A quién le sirve tanta complejidad?

Confieso que, lo que me hizo escribir esta columna de opinión fue conocer a un joven abogado que es incapaz de expresar claramente una sola idea. No sigue el hilo de una conversación, usa palabras que evidentemente no significan lo que él cree que significan, emplea términos complejos innecesariamente y, a veces, hasta el contenido de lo que dice (haciendo un esfuerzo por entenderle) es incorrecto. Pero también me di a la tarea de leer un libro escrito por un doctor en derecho, que en algunos párrafos, redacta como si quisiera que sus lectores quemáramos el libro.

A lo que voy con todo esto es a que, si usted que está leyendo tiene una carrera universitaria, por favor comparta claramente el conocimiento que la escuela le dio a la población en general cuando tengamos la necesidad de escucharle o leerle. El mundo se lo agradecerá.

De pasadita, les pido un poco de consideración a quienes se encargan de elaborar los programas académicos en las universidades. El alumnado debe contar con buenos cursos de redacción y expresión oral. También se debe dejar de sobrevalorar el lenguaje técnico y reservarlo para contextos meramente académicos.


Hace más de un año, cuando decidí escribir en mi blog y posteriormente para RadarBC, lo hice con la idea de compartir algo de lo poco que esta servidora sabe.  No es que yo sea muy buena para comunicar, si alguna vez no me explico bien, disculpe mi falla. De lo que estoy muy segura es que se debe dejar de lado todo lenguaje excluyente y petulante. También creo firmemente en que la educación tiene una función social. Por cierto, muchas gracias por leer esto que semanalmente escribo.

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