domingo, 21 de abril de 2019

Villa de Alarcón, el urbanismo que mata


Muchos fuimos los indignados por la muerte de un niño a espaldas del fraccionamiento Villa de Alarcón. Una de las cosas que llamó la atención es la pésima instalación de la cerca del depósito vehicular donde el menor pereció electrocutado. Pero ojo, eso no fue lo único que ocasionó este deceso. También debemos voltear a la planeación y la urbanización desigual tolerada por las autoridades municipales.

Si nos enfocamos en la cerca, habrá que responsabilizar al propietario del inmueble. A pesar de su peligrosidad fue situada a ras de suelo, sin ningún señalamiento del peligro a la vista, sin iluminación y sin personal de seguridad presente; es un inminente riesgo para la población de la zona.  Fue instalada de manera negligente ya que este tipo de dispositivos de seguridad, además de hacerse a cierta altura, deben contar con un transformador y un energizador que generen descargas con tal voltaje que no haga daños significativos a personas ni animales.


Según el reporte policíaco, al momento de presentarse en el lugar fue necesario desconectar la corriente eléctrica porque el cuerpo del niño seguía recibiendo descargas. Esto no sucede en una instalación profesional, porque quien entra en contacto con las líneas electrificadas es expelido inmediatamente. Aun así, existen ciertos riesgos. El propietario tendría que responder civilmente y penalmente por este hecho.

Pero este tipo de instalaciones no están reguladas aún. No están prohibidas por ningún reglamento o ley de edificación en la entidad. Es necesario que, a partir de este caso, se establezcan criterios mínimos de instalación que garanticen que dichos dispositivos sirvan para inhibir la delincuencia pero que no generen mayores daños ni a las personas ni a la fauna del lugar. Esto tiene que ser así porque el derecho de propiedad no puede estar encima de la vida de ninguna persona. Toda propiedad debe cumplir con una función social de lo contrario estamos colocando el interés privado por encima del interés general.

También tenemos que cuestionar al desarrollo urbano desigual. Por ahí leí que el código postal determina nuestra calidad de vida, mucho hay de cierto en ello. No es lo mismo que un niño juegue en una colonia ubicada en la llamada Zona Dorada de la ciudad a que lo haga en Villa de Alarcón. La calidad de vida no sólo depende de los materiales y la dimensión de la vivienda sino también de su entorno.  Un entorno seguro, agradable y accesible, nos permite movilidad, salud física y mental, así como una pacífica convivencia con los demás.

Villa de Alarcón es un fraccionamiento de interés social comercializado por URBI desde el año 2006. Por lo menos 80 lotes fueron adjudicados al Ayuntamiento quien los enajenó (o los sigue enajenado) por medio de un Programa de Vivienda Popular a través del Fideicomiso para el Desarrollo Urbano de Mexicali (FIDUM). Esta zona es casi una isla en medio de grandes terrenos baldíos. Es posible ver en el horizonte parcelas ejidales en desuso. Cuenta con un solo acceso. No hay muchos habitantes, ya que la mayor parte de las viviendas están desocupadas y vandalizadas.  

Caminar por este fraccionamiento es una odisea. Perros sueltos, banquetas diminutas llenas de maleza. El miedo no puede faltar: la prensa local ha registrado desde vecinos asaltados, baleados y casas hechas cenizas por los incendios. Esto último no es de extrañar, todos los hidrantes que me tocó ver estaban visiblemente fuera de servicio. 

Curiosamente sus áreas verdes no son feas, podrían estar mejor. Están bien arboladas, tienen juegos que, aunque algunos están en malas condiciones, pueden ser fácilmente reparados. Tienen algunos kioscos para convivios y una cancha de futbol, eso sí, de pura tierra, como suelen ser esos espacios en las colonias populares. Existe otra área verde totalmente sin utilizar, cuya abundante vegetación evidencia que, a poca distancia de la superficie, pasa algún tipo de corriente de aguas subterráneas, seguramente por su cercanía a la zona rural, o vaya usted a saber por qué.

No es casualidad que este fraccionamiento se encuentre en estas condiciones. Tiene que ver con una visión capitalista de la ciudad. Una visión que sólo busca ganancias y se olvida de los ciudadanos que día a día padecen o disfrutan Mexicali, según sea su código postal.


Galería de Fotos: entorno urbano de Villa de Alarcón


martes, 16 de abril de 2019

Las pesadillas son ustedes

El acoso sexual, el machismo, la misoginia y el sexismo están alcanzando niveles escandalosos. Las noticias y acontecimientos cercanos a mi persona, en estos últimos días, provocaron que por la noche de ayer tuviera una pesadilla. En mi sueño leía en las redes sociales una gran cantidad de comentarios agresivos por parte de hombres contra diferentes mujeres en algunos sitios de internet. Por la tarde, tomé una pequeña siesta y el sueño se volvió a repetir. Curiosamente, cuando desperté, la pesadilla seguía ahí, viviendo entre nosotras. Las pesadillas son ustedes, los hombres machitos, los misóginos, los cazadores de “packs”, los que señalan a una mujer por su cuerpo curvilíneo, los acosadores. 

Cuatro casos recientes: 

1. Sin derecho a la ciudad. Desde el mes pasado me ofrecí a llevar en mi auto a una amiga de mi hija cada vez que se ofreciera para que llegara segura al negocio donde trabaja su mamá, porque en el trayecto de la escuela a ese sitio, tuvo la desgracia de toparse con un hombre acosador. Ella tiene 14 años y ya sabe que su derecho a caminar la ciudad y de acceder al espacio público ha sido restringido. Y no es por una cuestión de tráfico u obstáculos viales. El impedimento fue un hombre que cree legítimo el hablarle de manera lasciva a una niña.

2. ¿Debemos esconder nuestro cuerpo? En una conversación pública, pero desde un Facebook personal, en el que tristemente participaron dos comunicadores de este mismo medio en el que escribo (RadarBC), se hacía burla de una reportera de la sección de deportes de una televisora nacional por el terrible pecado de tener senos grandes y que la dimensión de éstos se haga evidente en sus fotografías. “Tiene pack” escribía uno de ellos, haciendo alusión a un video íntimo que se filtró a las redes sociales el año pasado. Estos no son comentarios inocentes.

Entren al Facebook de cualquier figura pública que cometa la osadía de vestir con escotes o ropa ajustada y lean los comentarios: las publicaciones alcanzan altos niveles de irrespeto y morbosidad. La violencia contra las mujeres comienza así, con una bromita en nuestras redes sociales.

Cabe mencionar que el derecho al libre desarrollo de la personalidad comprende, entre otras expresiones, la libertad de elegir su apariencia personal, lo que da la posibilidad a las personas de proyectarse al mundo y vivir su vida. Es decir, esta reportera tiene como lo tenemos todos, el derecho de vestirse como se le venga en gana y eso no significa que conceda a otros la facultad de agredirla, de poner en entre dicho su calidad moral, profesional o distribuir sin autorización un video íntimo.

Si tiene algo de tiempo, visite el Facebook de cualquier figura pública que esté guapa y que luzca un buen cuerpo y verá el nivel de acoso que tienen que soportar: llega a límite de lo grotesco. De verdad, sentí pena de esos hombres —y una que otra mujer— que dejan tan terribles comentarios. Nadie debería ser sancionado socialmente por gustar de su propio cuerpo.

3. Otro acosador de menores. Un hombre fue expuesto por redes sociales por presuntamente intentar besar a una joven de 16 años mientras ésta se tomaba una muestra de sangre en un laboratorio de la ciudad. La publicación la visibilizó otros presuntos casos de acoso a cargo de este mismo muchachito. Aunque el padre de la víctima ya aclaró que el empleado fue despedido, falta esperar la respuesta de las autoridades con este asunto en particular, porque siendo enfermero, tendrá acceso a información y contacto con muchas niñas y adolescentes en el futuro.

4. El típico profe volado. El típico profe volado en realidad no es un profesor coqueto, sino un pedófilo, cuando menos. Por desgracia todos hemos conocido a alguien así en nuestra vida escolar. La semana pasada se denunció a un docente de la Escuela Secundaria Federal Núm. 1 “18 de marzo de 1938” por levantarle la falda a una niña alumna del plantel. La fama de este profesor entre los alumnos es repulsiva: colección de fotos de alumnas, abrazos y tocamientos de espalda, miradas incómodas sólo a niñas, trato diferenciados, antecedentes de tocamientos de pierna… entre otros. El maestro ya casi cumple sus 30 años de profesor y no se explica por qué la institución o los padres nunca hicieron algo al respecto, hasta hoy.


La intención de este texto no es provocar un linchamiento: es un llamado a la reflexión. Nuestra cultura está permeada de machismo y misoginia. Desde nuestra vida cotidiana vemos como somos agredidas en diversas circunstancias, que van desde la sanción social por lucir un escote, hasta las violaciones y los feminicidios. Si a mí, siendo sólo testigo me provocaron este mal sueño, no imagino el impacto que esta violencia provoca en las víctimas directas. Hombres y mujeres con machismo y misoginia: las pesadillas son ustedes.