miércoles, 10 de febrero de 2016

Ni con Dios ni con el Diablo. (Segunda parte)



Ni con Dios ni con el Diablo: Lo malo y lo bueno de los permisos de venta de bebidas alcohólicas.

Por Flor Mora*

La autorización de venta de bebidas alcohólicas es una facultad que tienen los ayuntamientos en Baja California que, como mencioné en la primera parte de esta publicación, tiene consecuencias buenas y malas para la ciudad.


Con Dios: Los impactos positivos

Impulso para economías alternativas y de reactivación urbana. La venta de bebidas alcohólicas, por ser una actividad muy redituable, es un instrumento adecuado para reactivar áreas de la ciudad que han dejado de ser atractivas. Esto fue en parte la estrategia que el anterior alcalde de Mexicali, Francisco Pérez Tejada, quería implementar en el Centro Histórico cuando, junto con un grupo de empresarios locales, planeó convertir un área específica de esta zona en un corredor turístico especializado en la venta de cerveza artesanal (aunque regalándoles estos nuevos permisos).

Con el Diablo: lo negativo de la venta de bebidas alcohólicas

El comercio de las popularmente conocidas como “bebidas espirituosas” también tiene consecuencias no tan positivas, es por ello que la ley estatal prevé la creación de Consejos Consultivos Municipales para que estudien y analicen la “problemática” que genera su comercialización.

Incremento de accidentes de tránsito. No sé de dónde sacó el titular de la Director de la Policía Municipal de Mexicali, Alejandro Monreal Noriega, la idea de que no es tan significativa la ingesta de alcohol con la incidencia de accidentes de tránsito. Hay que actualizarlo. Apenas el año pasado, el director de Desarrollo Social Municipal, Diego Echevarría Ibarra, presentó un programa para prevenir accidentes pues dijo que Mexicali tiene el segundo lugar en muertes en accidentes automovilísticos relacionados con el consumo de alcohol. Por otra parte, un grupo de investigadores realizó un estudio en nuestro municipio y uno de sus resultados fue precisamente encontrar que la asociación entre ingesta de alcohol y accidentes desde el 2010 va en aumento.

Aumento de situaciones de violencia y delincuencia. Este es un fenómeno poco estudiado y que se debería de considerar en la implementación de políticas públicas. Está documentado sólo en la prensa, y por supuesto no de manera sistematizada, que con frecuencia se llevan a cabo delitos cuando se está intoxicado por el consumo de este tipo de bebidas. Las personas bajo los efectos del alcohol se desinhiben y  no hace falta ser un frecuente bebedor para convertirnos en victimarios, o estar totalmente ebrio, porque los efectos del alcohol persisten muchas horas después de su ingesta. Por traer un hecho a la memoria, en el 2013 falleció una joven, madre de tres niños que trabajaba de cajera en un bar. Ella perdió la vida porque unos clientes de ese lugar habían reñido una hora antes con los guardias, regresaron con bombas molotov en mano intentando quemar el lugar.

Por supuesto que hay más cosas buenas y malas de los permisos de venta de alcohol, pero por lo pronto, y la intención que tiene este escrito es invitar a la reflexión de que una política pública, por más insignificante que parezca puede tener serias consecuencias para la población. Este es un gran ejemplo.

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