Foto: Tomada del boletín del Ayuntamiento de Mexicali |
“Este proyecto va
más allá del simbolismo que es el trabajador. Se está creando una comunidad muy
grande. Digo, los empresarios siempre han estado unidos, pero ahora por el lado
cultural va a ser un crecimiento más grande para la ciudad …” (Palabras deMarco Miranda, autor de la escultura)
OJO: Esto no es una crítica de arte. Repito NO es una
crítica de arte.
Hace poco instalaron una nueva
escultura en Mexicali que según el discurso oficial pretende homenajear al trabajador. Esto me parece más una tomada de pelo, un
homenaje vacío por parte del sector empresarial. Nos dieron, como se dice
popularmente “gato por liebre”. Para los industriales el trabajador tiene una
mínima importancia y creo que en esta ocasión fue más relevante “mostrar el
músculo”. Con esta obra, el acto de inauguración y el discurso que acompañó la
instalación es casi imposible ponerlo en duda.
Primero porque el emplazamiento de
la obra fue una demostración del poder político que posee ese sector. Los
urbanistas conocedores del tema saben que es un error colocar dos monumentos en
un mismo sitio o con mucha cercanía. Esta escultura comparte, literalmente, la
misma glorieta que la obra dedicada al General Sánchez Taboada, quien fuera
gobernador del estado (tampoco intento defender a ese personaje). Creo que este
capricho de los industriales tiene un objetivo: fijar su territorio. Ahí
empieza el corredor, “su locus” donde están sus naves industriales.
Algunos estudios sobre monumentos urbanos sostienen
que el acto de inauguración forma parte de la obra. En tal evento, organizado
por IAMSA y el Ayuntamiento, el único ausente fue el trabajador. Ahí estuvieron
presentes políticos, funcionarios del sector industrial, periodistas, artistas,
PERO NO ASISTIÓ UN SOLO TRABAJADOR (¿los habrán invitado?). Tampoco estuvieron
los representantes sindicales (ni charros, ni blancos, ni rojos).
Fue un acto de elogio al amigo
empresario. El ahora exalcalde, Gustavo Sánchez otorgó un reconocimiento a los
“forjadores”, pero no se confunda, no se refirieron a aquellos trabajadores que
dan forma al acero ni siquiera porque algunos de ellos apoyaron al artista en
la creación de esta obra (no la hizo él solito). El Ayuntamiento de Gustavo
Díaz distinguió sólo a un grupo de empresarios industriales; los llaman forjadores
porque ellos creen en el valor de sus aportaciones para el desarrollo de la
ciudad o porque son sus amigos. Para los obreros no hubo nada.
Poco a poco, el sector industrial
ha venido apropiándose del espacio urbano. Cierto que no es una apropiación en
el sentido jurídico, el espacio urbano intervenido no pasa a ser parte de su
patrimonio inmobiliario, pero sí van creando una identidad gremial usando
nuestro espacio público, lo que en sociología llaman “apropiación simbólica”. La escultura refleja el discurso público del
mecenas, del que patrocina el arte público. Deja ver sólo aquello que los
empresarios quieren que sepamos, pero sin duda no expone los conflictos que
existen entre unos y otros.
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¡Mejor hubieran invertido en otra cosa! – Le dijo un obrero al artista,
cuando supo que los empresarios le pagarían por hacer esa escultura. ¿En qué
deben invertir los empresarios según los trabajadores? ¿Qué cosa quieren o
necesitan los obreros? ¿La obra refleja esas demandas? Seguramente no y Miranda lo
dejó bien claro: se está creando una comunidad muy grande, la de los
empresarios. Fueron ellos quienes, como buenos mecenas, le indicaron qué visión
y que discurso construir.
Si la ciudad es de tod@s ¿por qué
sólo a unos cuántos se les permite intervenirla? ¿por qué sólo escuchamos unas
voces y observamos una sola visión mientras que otras tantas son calladas o borradas
del paisaje urbano? ¿En la configuración
de la ciudad debemos seguir ese dicho
de “el que paga manda”? ¿Por qué el discurso urbano siempre es un discurso
proempresarial?
Como les dije al principio, no
hablé de arte. La interpretación y la percepción de la calidad estética de la
escultura, se cuece aparte. Sin duda la obra puede ser tomada como una acción
de embellecimiento de la ciudad e incluso podría en un futuro apropiarse y
resignificarse por otro sector de la comunidad. Todo dependerá del uso que se
le dé a ese espacio. Un ejemplo de esto es el monumento a Lázaro Cárdenas o el
de Benito Juárez que ya son un referente de la lucha social en Mexicali.
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