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Recientemente la derecha ha armonizado exquisitamente sus argumentos para impedir que parejas LGBTQ+ puedan adoptar menores. Legisladores de Baja California y de otras entidades del país, jueces de Estados Unidos, grupos religiosos en perfecta comunión, tanto católicos como evangélicos y, en general todos aquellos homofóbicos dispersos sobre la faz de la tierra, están repitiendo un mismo discurso: en la adopción debe prevalecer el interés mayor de la infancia.
Ellos no desean convencernos sólo pretender persuadir a la opinión pública. Para esto apelan a las emociones y también a valores que son generalmente aceptados como el de la niñez, que debe ser protegida a toda costa, nadie dudaría de esto. Así, caemos fácilmente en el chantaje emocional, tal y como lo hace en el famoso programa de Los Simpsons, la esposa del reverendo Alegría (¿alguien por favor quiere pensar en los niños?). Este tipo de artimañas funciona muy bien con un público acrítico.
Como algunos listillos podrán advertir, tal argumento no tiene razón de ser. Ellos niegan el derecho a parejas homoparentales basados en 2 argumentos: 1) existe un derecho a ser adoptado, no a adoptar, es decir, la adopción un derecho del menor; 2) el deber del Estado es reparar lo que “naturalmente” se ha perdido, es decir un padre y madre. Por lo tanto, concluyen, se negará al menor el derecho a ser adoptado por una familia homoparental, porque no es natural.
¿Pero entonces qué es lo natural? ¿Todos los menores pierden a sus progenitores naturalmente? ¿Cuál es el fin de la adopción, proporcionar un ambiente seguro, emocionalmente sano donde se le brinden cuidados o simplemente suplir a la pareja biológica que lo procreó?
Algunos legisladores, como la diputada local Eva María Vázquez, llegan incluso a tergiversar los dichos de la Corte. En su más reciente propuesta para reformar el Código Civil del Estado pretende dar preferencia en la adopción a las familias compuestas por padre y madre. La legisladora local dijo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha resuelto que en estos casos debe atenderse el interés superior de la niñez. Esto es totalmente cierto. Lo que no es verdad es que la familia debe estar integrada como ella sostiene. Es más, la Corte ha dicho que no se puede desde una ley establecer una regla general sobre lo que es mejor para el menor y que el juez deberá examinar las circunstancias específicas de cada caso.
No se dejen engañar, sean más críticos. Lo que en realidad están promoviendo no es el interés de la niñez, lo que está detrás es homofobia pura. Decir que la adopción debe reponer tanto al padre como a la madre es una falacia. Si lo que se quiere es proteger al menor, basta con encontrarle una familia que lo ame, lo cuide y lo proteja.
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