Foto: Cortesía Secretaría de SSPBC y Poder Judicial del Estado de B.C. |
Para la sociología, estas situaciones se pueden abordar a
partir de varios elementos pero, destacadamente, se estudian desde las
manifestaciones del poder y la cultura de la violencia. Jaime Olivera, sociólogo y catedrático de
la UABC, ha investigado sobre las trayectorias de vida de mujeres filicidas, es
decir, aquellas que dan muerte a sus hijos. Según sus palabras, ellas
presentan, por lo general, experiencias de vida similares. Desde su infancia
han sido víctimas de la pobreza, fueron abusadas sexualmente, tienen escasa
educación formal y recibieron en su familia violencia física y/o emocional.
Olivera también señala que existen estudios donde se revela
que los delincuentes sexuales varones también comparten ciertos rasgos en sus
biografías. Éstos han vivido situaciones que los colocan como víctimas de
violencia familiar y sobre todo como víctimas de violencia cultural, cuando se les
exige desempeñen un rol con el que no todos quieren o pueden cumplir y terminan
rechazados socialmente.
De esta manera, la muerte de un menor, o los abusos sexuales,
pueden y deben ser examinados a través de estas otras violencias, las que están
configuradas desde nuestra cultura, desde nuestro comportamiento social, que
son difíciles de identificar porque pensamos que son “naturales”. Si se hace
esta reflexión pronto sabremos que a la hora de buscar culpables, ya podemos
empezar por señalarnos a nosotros mismos, a nuestros vecinos, a las
instituciones. Todos somos de cierta manera culpables.
Cuando usted demerita a la mujer que no quiere hijos, está
comportándose violentamente. Si usted juzga mal a un hombre que no es proveedor
de su familia, está comportándose violentamente. Si ha usado el término “mala
madre” seguramente está violentando a las mujeres. Si cree que la familia debe
de ser biparental y heterosexual, créame, usted ha estado aportando violencia a
nuestra cultura. Esas imposiciones culturales no son más que fábricas de odio y
frustraciones.
Ojalá que esta columna y concretamente la investigación de
Jaime Olivera sirvan para que se reflexione acerca de lo que es “natural” o no
para nuestra sociedad. Creo que evitaríamos algunas muertes y abusos sexuales contra menores porque maldecir y señalar a otros, no nos va a llevar a ningún lado.
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