jueves, 25 de julio de 2019

¿Regeneración o Gentrificación del Centro Histórico de Mexicali?


Fotografía: Flor Mora
Ya está sacando el cobre Jaime Bonilla. Lo que no dijo antes durante la campaña electoral está haciéndolo público hoy, cuando ya no hay para donde hacerse. En un boletín de prensa, el gobernador electo llamó “vagos y viciosos” a los usuarios del Centro Histórico de Mexicali. A los que menos peor les fue, fue a quienes nombró como “personas con alguna enfermedad psiquiátrica” (sic). Qué desatino, qué ignorancia y qué insensibilidad.

Con esto se perfila lo que será el mentado Programa de Regeneración del Centro Histórico de Mexicali. En dicho plan, seguramente se querrá limpiar la zona de migrantes, personas en situación de calle, enfermos mentales y usuarios de alguna droga. En el argot urbanístico se le conoce como gentrificación.

La gentrificación es una reapropiación de sectores urbanos relativamente marginados o en declive, que implica el aumento de precio de la propiedad raíz aumentando también los costos de renta en la zona.  Este fenómeno transforma el espacio de una determinada área urbana y trae como consecuencia el desplazamiento de su población habitual, que por lo regular es de bajos ingresos. Es decir, es una auténtica limpieza social de residentes y sus tradiciones impactando además las dinámicas de comercio.

Se nota que el futuro gobernante ignora la realidad de nuestra ciudad y de nuestro país. Lo que para Bonilla es una mera vagancia, son en realidad miles de migrantes que han padecido los tratos más tortuosos en la ruta migratoria México-Estados Unidos; o que han sido deportados por el país vecino. También afecta a las personas en situación de calle, que, por carecer de una vivienda digna, usan los espacios públicos para descansar y para obtener algún ingreso desde el sector informal. Me parece que Bonilla no sabe que tan sólo en junio de este año se perdieron en México más de 14 mil empleos formales.

El futuro gobernador llama viciosos a lo que en realidad es un problema de salud pública. Seguramente no conoce que Baja California es la tercera entidad del país con los porcentajesmás altos de prevalencia de consumo de estas sustancias rebasada sólo por Jalisco y Quintana Roo. Quizá ignora que su responsabilidad, una vez que asuma el cargo público para el que fue electo, será también la de atender este importante fenómeno social y deberá hacerlo en apego a los derechos humanos.

Boletín oficial del gobernador electo de
Baja California, Jaime Bonilla
Los enfermos mentales fueron señalados indirectamente como problemáticos en el boletín de Jaime Bonilla. No estoy muy segura que su proyecto de regeneración tenga contemplado atender a esta población como se debe. Según datos de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión en 2018 el 17% de lapoblación en México presentaba por lo menos un trastorno mental y el 25% lo padecerá alguna vez. La mayoría de ellos no tienen acceso a un tratamiento formal y su esperanza de vida se reduce de 20 a 25 años. El compromiso del futuro gobernador también debe de ser con ellos.

La limpieza social que implícitamente adelanta en ese boletín tiene como objetivo beneficiar a unos cuantos. Ya algunos comerciantes locales, empresarios del sector inmobiliario y consultores turísticos se empiezan a frotar las manos por los proyectos que vendrán a darles mayores plusvalías a sus propiedades; y más de uno por ahí está acariciando la futura intervención como un medio para elevar su “estatus social”. Como buitres buscarán beneficiarse, aunque esto sea a costa de nuestros impuestos y lo que es peor, demeritando la de por sí baja calidad de vida de los más vulnerables. No faltará aquel que proponga reubicar los albergues de migrantes y prohibir las donaciones de agua, alimento y vestido en el espacio público. Espero que no los escuchen.

Pero quizá el más beneficiado con la futura gentrificación sea Kiko Vega. El todavía gobernador de Baja California ha impulsado por lo menos desde el año 2015 el famoso China Town. No dudo que este renovado ímpetu por “regenerar” la Zona Centro sea únicamente el pretexto para darle un bonito marco urbano a ese proyecto que se ubicará entre el Centro Histórico y Pueblo Nuevo. Al China Town se le invertirán por lo menos120 millones de dólares y tiene considerado integrar por lo menos 3,500 metros cuadrados para hoteles y 1000 metros cuadrados para un casino. Entre la adicción a las drogas y la adicción al juego (ludopatía), nuestros políticos prefieren ésta última, pues es la que les deja mayores ganancias y se ve más “nice”.

Quiero dejarlo muy claro: regeneración urbana que excluye o que segrega no es regeneración es gentrificación. Todo proyecto que pretenda renovar un área urbana deberá integrar a su población habitual y a toda costa evitará estigmatizarla.

No quisiera omitir en esta columna el hacer un llamado a todos aquellos estudiosos y activistas en temas de salud mental, pobreza y marginación social, adicciones, derechos humanos, migración, urbanistas con sentido de justicia social, a los cuerpos académicos de las universidades públicas y privadas, a los colegios de profesionistas y a todos aquellos que deseen transformar NUESTRO CENTRO HISTÓRICO, pero con la condición de respetar los derechos de los otros a que se dirijan al futuro gobernador y la presidenta municipal y le hagan ver el error en el que pueden caer. Que sepan que, si invierten nuestros impuestos en esa pretendida zona turística, también dedique un presupuesto igual de relevante para resolver, de la mejor manera, los problemas sociales que afectan a esa zona de la ciudad.

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