Hace unas semanas, a partir de
una denuncia ciudadana, el equipo que integra RadarBC publicó que habían desechado,
indebidamente, cientos o miles de medicamentos caducos en el entorno de la
Laguna México. Esto expuso dos situaciones, una relativa a la ilegalidad en la
que alguna empresa o dependencia incurría al deshacerse de las medicinas en
forma indebida; y otra de una posible práctica irregular de las instituciones
de salud al no distribuir eficientemente el medicamento entre sus afiliados y
dejarlos llegar a la obsolescencia: en suma, un desperdicio de recurso.
Afortunadamente, los medios
masivos de comunicación siempre han canalizado estas denuncias, algunos más que
otros. Las quejas llegan principalmente a los reporteros y a los directivos de los
medios de comunicación quienes inician una investigación y la publican, cuando
consideran el hecho interesante.
También las redes sociales son un
nuevo instrumento de participación ciudadana al alcance de todos. Muros
personales o grupos públicos, principalmente de Facebook, son los nuevos espacios virtuales que frecuentemente
se usan para exponer quejas y denuncias y que los exhibe ante ojos y oídos de la
población. Y ahí nadie se salva, se publica de todo, quejas contra funcionarios
gubernamentales, contra el sector
privado y sus empleados (Aerolíneas por ejemplo), o contra las malas
acciones de ciudadanos en particular.
Pero esta herramienta no es perfecta,
tiene muchas desventajas. Por ejemplo, con una denuncia en las redes, no se
puede asegurar que las autoridades le den el seguimiento adecuado, como el caso
de los medicamentos, que hasta la fecha no se sabe que ha pasado con la supuesta investigación que se iba a realizar.
Pero este medio, es casi lo único que
tenemos como ciudadanos, al no existir una vía popular, eficiente, confiable y
amigable para denunciar hechos que constituyan delitos o faltas administrativas.
En México y en otros muchos países
existe un instrumento de participación ciudadana que ha sido poco atendido pero
que podría canalizar muchas de las inquietudes de la población y que además
podría volver más eficiente y eficaz la actividad de la administración pública
en todos sus niveles: municipal, estatal y federal. Me refiero a la denuncia
popular.
La denuncia popular es un
instrumento de participación que permite acudir ante diferentes instancias a
denunciar algún hecho que constituya una infracción de alguna norma o bien, que
se considere un delito, incluso en los casos que el denunciante no sea el afectado
directamente. Las leyes ambientales y de imagen urbana son las que con mayor frecuencia
integran esta figura en su cuerpo normativo.
En Baja California, por ejemplo,
podemos denunciar ante las autoridades ambientales, cualquier hecho, acto u
omisión que produzca o pueda producir desequilibrios ecológicos o daños al
ambiente (Art.167 de la Ley de Protección al Ambiente de Baja California). No obstante este procedimiento también
resulta imperfecto pues requiere de presentar la queja por escrito y no
establece la obligación de la autoridad de notificar al quejoso los avances de
la investigación.
Es necesario, urgente diría yo,
rediseñar la figura de la denuncia popular y dotarla de las mejores virtudes
que tienen las redes sociales usadas para este fin. Su reconfiguración le daría
muchas ventajas a la administración pública entre ellas hay
que considerar que haría
más eficiente el gasto porque seremos nosotros, los ciudadanos sus ojos y sus
oídos en todo el municipio y en toda la entidad (sin costo para el erario
público, además). Muchos de nosotros,
los que habitamos este país donde nunca
pasa nada, donde la impunidad es la regla, podríamos empezar a confiar
nuevamente en las autoridades.
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