Fotografía cortesía de Alba Perea Angulo |
Cuando se dice que algo es “como la carabina de Ambrosio”, es
porque que ese “algo” es totalmente inútil, o por lo menos que no sirve para lo
que fue originalmente creado. Esto pasa, por lo menos en México, con los sitios Ramsar; cuando alguien le diga que algún lugar
ha sido declarado como tal, lo más probable es que sirva igual que la famosa carabina
de Ambrosio: para nada.
Así sucede con el espacio llamado “Tres Lagunas”. Está
ubicado al sur del área urbana de Mexicali, donde desembocan aguas residuales
de nuestro valle agrícola, formando las lagunas artificiales Campestre, México
y Xochimilco. Este sitio forma parte de un sistema de humedales más amplio que en
el año 2008 fue declarado sitio Ramsar, lo que significa que nuestro país se ha
comprometido a conservarlos y fomentar su uso racional ya sea a partir de
acciones del gobierno federal o local (estatal o municipales). Tal compromiso
ha sido en vano, no hay inversión ni acciones efectivas para conservar ni para esta zona.
Al solicitar su aceptación como sitio Ramsar se dijo que son
refugio de una diversidad de fauna. Según la ficha técnica registrada
en la página de la Convención de Humedales, estos sitios sirven como hábitat de
animales migratorios y residentes, entre las que se encuentran 250 tipos de
aves, 13 de ellas protegidas por la legislación mexicana, canadiense y,
estadounidense.
Recientemente Radarbc dio a conocer que en esta zona se arrojan ilegalmente todo tipo de residuos. Aunque
según lo expresado en el sitio noticioso, las autoridades aseguran que van a ponerle mayor atención y
cuidado, lo cierto es que los basureros clandestinos son un problema añejo.
En julio de 2016, este mismo medio publicó una nota sobre el abandono de medicamento caduco
en la ribera de una de las lagunas. En septiembre del mismo año, el gobernador
Francisco Vega anunció en conferencia deprensa la supuesta inversión de 372 millones de pesos que servirían para
su saneamiento. En el mismo evento, Manuel Guevara, titular de la Secretaría de
Infraestructura y Desarrollo Urbano del Estado (SIDUE) reconoció que esta área
presenta un “alto grado de deterioro y contaminación”.
Como se ve, sobran las palabras y faltan más acciones eficaces,
por lo menos para la zona lagunar. Esto es necesario porque la declaratoria
Ramsar no obliga a crear ningún reglamento, tampoco prevé sanciones por el incumplimiento
de los compromisos adquiridos; es −simplemente− un acuerdo de buenas voluntades.
Por otra parte, existe un instrumento legal que
puede proteger mejor las “Tres Lagunas”. Me refiero a la declaratoria de área
natural protegida municipal. Pero más que instrumentos legales, se requiere
gobiernos comprometidos con el desarrollo sustentable de esta región.
¿Cuántas conferencias de prensa hacen falta para que las administraciones
públicas sean conscientes de su enorme responsabilidad con el desarrollo
sustentable de la región?
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