viernes, 29 de marzo de 2019

La prohibición de bolsas plásticas, una reforma a ciegas

Yo también aplaudo la prohibición de las bolsas de plástico y popotes. Sin embargo, no está demás señalar que tal iniciativa, impulsada por un regidor panista, refleja o el populismo de los miembros del Cabildo, o bien su ignorancia en el tema sobre la gestión integral de residuos urbanos.

La reforma fue justificada como solución a una crisis en el manejo de residuos sólidos impactada por el plástico. Y si hay una crisis ¿están seguros que esta reforma sí va a tener impacto? No lo saben ni ellos porque no existen estudios que nos indiquen de qué tipo y en qué proporción se generan los residuos a nivel municipal. Según Gerardo Bernache Pérez, especialista en el tema, en la Ciudad de México, las bolsas plásticas son apenas el 4% del torrente de residuos producidos, sin contar que, las bolsas biodegradables, que sí están permitidas, no son tan ecológicas como se afirma. Se está legislando entonces a ciegas.

Pero la prohibición de las bolsas de plástico era ya un tema “en boga”. Así lo dijo el regidor proponente en una entrevista que dio a un medio local apenas el año pasado. Y pues, ya encarrilado el tema, les resultó sencillo plantear la medida. Casi nadie se opondría a ello, porque evidentemente resulta positivo. Provocar estos cambios en los patrones de consumo siempre será una buena herramienta para involucrar a los ciudadanos en el cuidado medioambiental.

Como consecuencia de estas reformas tendremos que evitar promover la falsa idea de que “ahora sí estamos haciendo algo por el ambiente”. Esta es solo una pequeña medida ya que el uso de plástico o unicel en otros empaques, así como botellas y otros productos no está prohibida ni condicionada. Cada vez nos hacemos más consumidores, adquirir nuevos productos o renovar los que ya tenemos sin ser realmente necesario, es una práctica más perjudicial para el planeta y esta conducta sí la tenemos que modificar.

Aquí se exhibe entonces la ineficiencia de los regidores, pero también de diputados. La ley ambiental estatal ha sido reformada por lo menos un par de veces desde el 2009. Desde ese año se prohibió el uso de bolsas plásticas. Por alguna razón, que seguramente abordaré en un texto posterior, no se había reglamentado hasta hoy. ¡Diez años nada más!

Esta experiencia confirma que es la opinión pública la que puede impulsar el cambio. Por lo tanto tenemos que sumarnos a las luchas medioambientales y además exigir a los representantes populares que sepan estar a altura de los tiempos, es decir, que sepan identificar bien las causas de los problemas sociales y sus propuestas sean las más adecuadas y posibles.

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