sábado, 5 de marzo de 2016

Hotel de paso, el hogar de las historias tristes

Hotel del migrante
Foto: Flor Mora
El pasado viernes 4 de marzo por fin pude ver Hotel de Paso, un documental que narra exquisitamente las historias que viven sus peculiares huéspedes. Esta obra registra la actividad que se lleva a cabo en el lugar conocido como “Hotel del migrante”, albergue que se localiza en el Centro Histórico de Mexicali y que dirige de forma cuestionable Sergio Tamai. El largometraje exhibe las condiciones de vida que los migrantes tienen que llevar porque… no les queda otra, no hay más para ellos.

Ofrezco de antemano una disculpa a los amantes del cine y a aquellos periodistas especializados en esta área, no pretende ser esto una sinopsis ni mucho menos. Me atrevo a comentar unas líneas sobre el documental porque, aunque no sé mucho de este tema, supongo que cuando una pieza así, además de informarte te estremece, te provoca una emoción, cualquiera que esta sea, algo bueno debe tener.

Pues esa noche, estaba yo viendo esta pieza en uno de mis espacios favoritos, el Mexicali Rose, y me sorprendí por lo menos tres veces tomando todo el aire que pude para no echar la lágrima porque, aunque yo ya tenía suficiente información de la situación que pasa un migrante en nuestra ciudad, Hotel de Paso te restriega la realidad en la cara de tal forma que no puedes evadirla. Al final me di cuenta que no fui la única con esta sensación.

Paulina Sánchez, la realizadora, estuvo cinco años trabajando en la producción de esta pieza y se nota. Cinco años es el tiempo que dura la primera infancia de las personas, en cinco años se hace una maestría y un doctorado juntos, en menos tiempo que ese uno puede estudiar una licenciatura completa, en cinco años pueden pasar tantas cosas y la cineasta mexicalense los dedicó a producir este documental. Los migrantes con los que convivió la conocen y la reconocen. Le agradecen que haya querido registrar sus historias. Así lo dijo “El bigotes” por ejemplo, cuando hojeando el libro que forma parte del mismo proyecto señala que “la morra”, Paulina, se esforzó, le batalló y ese trabajo incluso le costó hasta lágrimas.

Es un largometraje, no supe con precisión cuánto duró pero creo que fueron alrededor de 90 minutos. Paulina estuvo presente  y nos contó algo del proceso de elaboración. Me llamó la atención el compromiso ético que asume al producir un documental en donde se cuentan historias de personas que sienten y que ya han sido victimizadas de muchas maneras. Se lamenta que no se pudieran incluir todas las historias que registró por cuestiones de producción, pero que en cambio conservó muchas amistades, como la de un hombre ya maduro, deportado, que fue a los Estados Unidos en busca de su hija desaparecida a la que sigue buscando sin poderla encontrar (y aquí también tomé más aire).

En realidad no me lo esperaba. No creí que  Hotel de Paso fuera siquiera un buen documental, pensé que sería una compilación de entrevistas clichés y que su valor se basaría en la oportunidad que tuvo de estar dentro del edificio que ocupa le hotel, pero no. Mis expectativas fueron rebasadas, afortunadamente. Aunque existan obras premiadas y seleccionadas,  esto no es garantía de su calidad; Hotel de Paso es merecedora de todos sus reconocimientos, que no son pocos, en *su página de facebook pueden corroborarlos.

Para cerrar la noche la productora dijo algo en lo que coincido totalmente y no sólo por intuición, sino porque también fue una de mis conclusiones en una investigación para tesis que estoy por finalizar: no se está atendiendo integralmente el problema y algunas asociaciones civiles están lucrando con la situación. Yo sólo agregaría que la crisis económica, los medios y otras situaciones están deshumanizando la percepción del migrante, es tiempo de verlos tal cuales son: personas, con todo lo que ello significa.


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