Muchas
personas no saben, pero una ciudad dispersa, como la nuestra, le conviene a muy
pocos. Cuando digo “ciudad dispersa” estoy refiriéndome al crecimiento
desmedido del área urbana sobre el suelo rural o suelo rústico (el que aún no
es apto para su habitabilidad). Nos estamos acabando el suelo. Muchos dirán: al
cabo que hay mucho, tierra es lo que nos sobra. Pocas personas saben que esa
expansión urbana tiene impactos negativos sobre los habitantes, impactos que me
parece urgente visibilizar.
Una
ciudad dispersa consume tiempo. Contrario a lo que se dice por ahí de que “el
tiempo es oro” yo creo que es más adecuado decir: el tiempo es vida. Así pues,
la ciudad dispersa nos absorbe vida y cada vez invertimos más tiempo en los
desplazamientos, ya sea para ir a trabajar, adquirir mercancía o para visitar a
algún familiar o amig@s. Según cifras del Sistema Municipal de Transporte
(SIMUTRA) UNA RUTA DE TRANSPORTE PÚBLICO TIENE UNA DURACIÓN PROMEDIO DE MÁS DE 170 MINUTOS. Es
decir, una ruta inicia y termina su trayecto en ¡¡poco menos de las 3 horas!!
EL
RITMO DE EXPANSIÓN DE LACIUDAD ES 4.2 VECES MÁS QUE EL RITMO DE CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN. Es
decir, estamos consumiendo más suelo del que realmente necesitamos. Si para el
2025 la población será de más de un millón de habitantes, como se espera,
tenemos que empezar a exigir acciones para aprovechar el suelo urbanizado de la
ciudad central y apostar por una ciudad más densa y compacta.
No
sólo somos una ciudad dispersa, también somos una ciudad porosa. Por alguna
razón alguien (o algunos pocos) ha estado facilitando la urbanización de la
periferia de la ciudad ignorando los predios sin utilizar que ya tenemos en la
ciudad central. EL 19.64%
DEL ÁREA URBANA DE MEXICALI CORRESPONDEN A TERRENOS BALDÍOS que de alguna
manera tienen cerca la infraestructura urbana requerida sin que para su
ocupación se requiera invertir más dinero en su habilitación y que pueden
aprovechar desde ya los servicios públicos que se brindan. Una ciudad dispersa
le cuesta más al erario público.
¿Quiénes
son los ganadores? Usted y yo no. Nosotros solo absorbemos los costos y la
contaminación que estos desplazamientos prolongados generan. Hay que voltear a
ver al sector inmobiliario, que en busca de maximizar sus ganancias compra
suelo “barato” en los límites del área urbanizable; pero también hay que señalar
al aparato gubernamental, que ha permitido o ha sido omiso, al no aplicar o no
legislar efectivamente contra este fenómeno y de paso, fortalecer la
especulación inmobiliaria (incremento de precios apoyado sobre una expectativa
de ganancia futura).
Nuestras
vidas se vuelven un poco menos soportables días con día. El tráfico nos
estresa, nos roba tiempo de descanso y recreación. El transporte se vuelve más
caro entonces la ciudad dispersa también afecta a nuestra economía. La salud
también se ve implicada, entre más distancia en los desplazamientos mayor
dependencia del automóvil y con ello se incrementa la contaminación. No por
nada Mexicali es el TERCER MUNICIPIO A NIVEL NACIONAL QUE MÁS RECURSOS ECONÓMICOS Y HUMANOS LE INVIERTE ALTRATAMIENTO DE ENFERMEDADES relacionadas con la contaminación. En el
2018 nuestra entidad registró un incremento de 135% en las muertes asociadas
con este deterioro en la calidad del aire.
Sin
duda, ciudades más compactas pero ordenadas, mejoran con mucho nuestra calidad
de vida.
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