martes, 16 de abril de 2019

Las pesadillas son ustedes

El acoso sexual, el machismo, la misoginia y el sexismo están alcanzando niveles escandalosos. Las noticias y acontecimientos cercanos a mi persona, en estos últimos días, provocaron que por la noche de ayer tuviera una pesadilla. En mi sueño leía en las redes sociales una gran cantidad de comentarios agresivos por parte de hombres contra diferentes mujeres en algunos sitios de internet. Por la tarde, tomé una pequeña siesta y el sueño se volvió a repetir. Curiosamente, cuando desperté, la pesadilla seguía ahí, viviendo entre nosotras. Las pesadillas son ustedes, los hombres machitos, los misóginos, los cazadores de “packs”, los que señalan a una mujer por su cuerpo curvilíneo, los acosadores. 

Cuatro casos recientes: 

1. Sin derecho a la ciudad. Desde el mes pasado me ofrecí a llevar en mi auto a una amiga de mi hija cada vez que se ofreciera para que llegara segura al negocio donde trabaja su mamá, porque en el trayecto de la escuela a ese sitio, tuvo la desgracia de toparse con un hombre acosador. Ella tiene 14 años y ya sabe que su derecho a caminar la ciudad y de acceder al espacio público ha sido restringido. Y no es por una cuestión de tráfico u obstáculos viales. El impedimento fue un hombre que cree legítimo el hablarle de manera lasciva a una niña.

2. ¿Debemos esconder nuestro cuerpo? En una conversación pública, pero desde un Facebook personal, en el que tristemente participaron dos comunicadores de este mismo medio en el que escribo (RadarBC), se hacía burla de una reportera de la sección de deportes de una televisora nacional por el terrible pecado de tener senos grandes y que la dimensión de éstos se haga evidente en sus fotografías. “Tiene pack” escribía uno de ellos, haciendo alusión a un video íntimo que se filtró a las redes sociales el año pasado. Estos no son comentarios inocentes.

Entren al Facebook de cualquier figura pública que cometa la osadía de vestir con escotes o ropa ajustada y lean los comentarios: las publicaciones alcanzan altos niveles de irrespeto y morbosidad. La violencia contra las mujeres comienza así, con una bromita en nuestras redes sociales.

Cabe mencionar que el derecho al libre desarrollo de la personalidad comprende, entre otras expresiones, la libertad de elegir su apariencia personal, lo que da la posibilidad a las personas de proyectarse al mundo y vivir su vida. Es decir, esta reportera tiene como lo tenemos todos, el derecho de vestirse como se le venga en gana y eso no significa que conceda a otros la facultad de agredirla, de poner en entre dicho su calidad moral, profesional o distribuir sin autorización un video íntimo.

Si tiene algo de tiempo, visite el Facebook de cualquier figura pública que esté guapa y que luzca un buen cuerpo y verá el nivel de acoso que tienen que soportar: llega a límite de lo grotesco. De verdad, sentí pena de esos hombres —y una que otra mujer— que dejan tan terribles comentarios. Nadie debería ser sancionado socialmente por gustar de su propio cuerpo.

3. Otro acosador de menores. Un hombre fue expuesto por redes sociales por presuntamente intentar besar a una joven de 16 años mientras ésta se tomaba una muestra de sangre en un laboratorio de la ciudad. La publicación la visibilizó otros presuntos casos de acoso a cargo de este mismo muchachito. Aunque el padre de la víctima ya aclaró que el empleado fue despedido, falta esperar la respuesta de las autoridades con este asunto en particular, porque siendo enfermero, tendrá acceso a información y contacto con muchas niñas y adolescentes en el futuro.

4. El típico profe volado. El típico profe volado en realidad no es un profesor coqueto, sino un pedófilo, cuando menos. Por desgracia todos hemos conocido a alguien así en nuestra vida escolar. La semana pasada se denunció a un docente de la Escuela Secundaria Federal Núm. 1 “18 de marzo de 1938” por levantarle la falda a una niña alumna del plantel. La fama de este profesor entre los alumnos es repulsiva: colección de fotos de alumnas, abrazos y tocamientos de espalda, miradas incómodas sólo a niñas, trato diferenciados, antecedentes de tocamientos de pierna… entre otros. El maestro ya casi cumple sus 30 años de profesor y no se explica por qué la institución o los padres nunca hicieron algo al respecto, hasta hoy.


La intención de este texto no es provocar un linchamiento: es un llamado a la reflexión. Nuestra cultura está permeada de machismo y misoginia. Desde nuestra vida cotidiana vemos como somos agredidas en diversas circunstancias, que van desde la sanción social por lucir un escote, hasta las violaciones y los feminicidios. Si a mí, siendo sólo testigo me provocaron este mal sueño, no imagino el impacto que esta violencia provoca en las víctimas directas. Hombres y mujeres con machismo y misoginia: las pesadillas son ustedes.

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