viernes, 17 de marzo de 2017

Mexicali Resiste: por el derecho a la ciudad

Foto cortesía de Radarbc.com
Muchos han criticado avisadamente que Mexicali Resiste tiene muchas y muy distintas demandas. Puede ser, pero esto, más que algo negativo, es un síntoma esperanzador: vivimos en los tiempos en que la revolución reivindicará no uno, sino todos los derechos que tenemos para vivir en la ciudad que soñamos.

“La revolución será urbana o no será”, dijo un sociólogo francés hace casi medio siglo. Es lógico, es ahí donde se aglutinan la mayoría de las personas. Actualmente más de la mitad de la población vive en ciudades y para el 2050 se espera que la cantidad ascienda al 75%.

Por eso ese sociólogo (Henri Lefebvre) crea el concepto “derecho a la ciudad”, allá por los años 50. Él denuncia que el capitalismo ha estado destruyendo las ciudades, convirtiéndolas en una mercancía más, haciendo de ellas lugares sujetos al valor de cambio y por lo tanto inaccesibles a un gran sector (el de los oprimidos). Señala también que este sistema económico ha degradado la vitalidad urbana, cuando la ciudad debería ser un bien común, un espacio de encuentro para todos.

Este derecho no sólo aboga por el acceso de los ciudadanos al espacio público, sino que agrupa todos los derechos humanos que se pueden ejercer en este medio ambiente construido por el hombre, exige también el acceso a todos sus recursos y bienes. El derecho a la ciudad nos da el poder de transformarla en ese sitio que signifique algo para la colectividad, no sólo para unos cuantos. El derecho a la ciudad es poner el desarrollo en manos de todos.

Cuando Mexicali Resiste se pronuncia en contra del aumento al impuesto predial, lo hace sabiendo que la tasa actual es suficiente para cubrir los gastos del municipio. El impuesto predial se basa en la propiedad inmobiliaria urbana, con su cobro se construyen calles, se ejecutan programas sociales, se solventa la nómina y todas las oficinas de la administración, se obtiene seguridad pública, entre otros muchos servicios. Es decir, con este impuesto se construye la ciudad que tenemos, ese espacio que algunos empresarios no sólo usan para vivir, sino que lucran con ella, generan ganancias ($) a partir de lo que todos hemos construido (aun los que se niegan a pagar dicho impuesto).

Mexicali Resiste, también se ha manifestado en contra de que el Ejecutivo Estatal gaste millones de pesos en la construcción del acueducto para una cervecería. ¿Es justo que la obra pública se destine a una sola empresa? Pues el derecho a la ciudad también significa reclamar que el gasto público tenga un fin social, y no sólo beneficie a unos cuantos empresarios. Lo mismo pasa con el uso del agua, un recurso natural al cual tenemos derecho todos o bien, la demanda de derogación de la Ley de Asociaciones Público Privadas del Estado, que pone el recurso público en manos de unos cuantos (también empresarios).

Ahora que en la nueva Ley General de Asentamientos Humanos se ha reconocido formalmente el derecho a la ciudad, valdría la pena reflexionar en las demandas que el movimiento social Mexicali Resiste ha expuesto ante el poder ejecutivo y legislativo local, así como a las autoridades municipales. ¿Son realmente exigencias superficiales o están haciendo efectivo el derecho a la ciudad, ese derecho que hace nacer revoluciones?

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