sábado, 29 de octubre de 2016

La Nancy was here

Foto: Original de Laura Tejeda, modificada con fines ilustrativos
Hace unos días se dio a conocer un mural pintado sobre la valla que divide a Mexicali de Calexico. Cecilia Ochoa, organizadora del proyecto dijo que con esta obra se quiere expresar que entre ambos países la comunicación es posible. Paradójicamente, este proyecto lo que demostró con hechos es que, el único mensaje que están dispuestos a escuchar y transmitir es aquel que sea aprobado por las autoridades, que sea tan abstracto que no incomode a nadie, o por lo menos a ningún político mexicano, que sea una piedra tirada al aire (hoy en día es de lo más fácil criticar a Donald Trump).

Digo esto porque para elaborar esta pinta los organizadores se deshicieron de otra. Se borró un mural de menores dimensiones que recordaba, a quienes circulan por ese punto vial, que han pasado ya dos años desde que desaparecieron 43 estudiantes en México y que hasta ahora, el gobierno emanado del PRI, el partido al que pertenece la diputad
a Nancy Sánchez Arredondo −la misma que presentó al público la nueva obra− no ha podido o no ha querido resolver.

El cerco divisorio fue agandallado por autoridades mexicanas. Aunque esta valla pertenece al gobierno federal estadounidense, el IMACUM, sin tener facultades para ello, otorgó permiso para pintarla, y al parecer también la Secretaría de Seguridad Pública y el ICBC quieren disponer de ella. Ahora ellos decidirán qué mensajes sí y qué mensajes no se pueden promover.

El colmo: hasta un “caleciano” nos quiere decir qué ver y qué no ver en ese cerco. Javier González, residente de Calexico, se comunicó con un integrante del colectivo que hizo la pinta de Ayotizinapa. Supongo que quiso sorprenderlo y amedrentarlo pues inició la conversación vía Facebook enviándole fotos donde aparecía el mismo Javier González al lado de ciertas autoridades. En la conversación que usted puede leer aquí, le hace saber todo su currículo vitae, y con éste sus supuestas influencias; además le aclara que tiene “la bendición” de las autoridades para disponer sobre lo que se pinta en el muro y que no van a aceptar que se inscriban mensajes políticos.

No debe de extrañarnos, una cosa es el arte callejero o arte urbano, ese que nació en Estados Unidos (otros dicen que en París), el que es contestatario, político por excelencia, el que no le pide permiso a nadie para existir, el que llaman simplemente “grafiti” como lo señala el urbanista Emiliano Duering, pero que también incluye posters, esténciles o engomados.

Otra cosa muy distinta es este renovado y popular arte urbano que ya ha invadido a muchas ciudades de todos los países, parodia del grafiti original, que no se presenta como contestatario, aunque ocasionalmente pudiera contener algún tinte de rebeldía, algo así como un “grafiti revisionista”, que ha pasado por el cedazo institucional y que incluso es promovido y buscado por autoridades y planificadores urbanos. No los culpo, a esta “nueva” forma de expresión artística se le atribuyen muchas bondades, unas evidentemente reales otras que rayan en la exageración.

Lo cierto es que eso también es arte y también embellece la ciudad. El muro elaborado por Rodrigo Villa, Fernando Corona y Carlos Cortez es un espléndido taco de ojo para los que pasamos con frecuencia por el sitio. Tampoco está mal buscar recursos públicos para solventar la obra y el trabajo de los artistas. Para eso también sirven los impuestos.

Tan renovado y revisado está este arte callejero, que de él se aprovecharon para promover su imagen personal tres integrantes de la clase política mexicana. Esto, con el original arte urbano hubiera sido impensable. ¿Pero era necesario que los diputados en lo particular firmaran el mural como lo hicieron? ¿Lo hicieron por falta de ética (por gandallismo) de Nancy Sánchez, Exaltación González y Brenda Castro o por ignorancia? ¿Era necesario deshacerse del mensaje de Ayotzinapa?


By the way, como dicen los gringos: el cerco divisorio será muy de las autoridades federales estadounidenses (no de la ciudad de Calexico, no del condado de Imperial, no de California) pero el paisaje urbano, es nuestro.

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